domingo, 3 de julio de 2011

Es como campanilla en un día gris

Hola, sí, te quiero mucho y eso lo sabes. Pero eso no es lo que he venido a contarte hoy. He venido a decirte lo mucho que te echaré de menos este mes/tres semanas, porque yo sobrevivo en parte a las charlas contigo, sean risas, llantos o discusiones. Vale que tu y yo seamos tan distintas a veces, porque a mi se me escapa el peter pan casi siempre, después de la tormenta, estoy como nueva, rejuvenecen todos esos pensamientos y ilusiones (eso sí, un poco pisoteados, pero no importa). Bueno, a veces no rejuvenecen. Pero tú, amiga mía, aunque también hayas tenido tus sueños has sido capaz de ver que la vida, aunque pueda ser bella, a veces también es una puta, y has sabido decir no e irte tu sola sin que nadie te echara, no como a mí, que me han tenido que decir adiós a empujones prácticamente. Claro que como iba a ver yo el final de esto si jamás supe que iba a haber un principio... Pero no he venido a hablar de mí sola, como sé que muchas veces hago, sino de tí y de mi que es lo que nos importa a las dos, blanco y negro, frío y caliente, rubia y morena, que más da, amigas ante todo, amigas que se quieren y se entienden. Y como me gusta creer en los cuentos de hadas, soñaré que estás aquí todo este tiempo, porque te sentiré al lado aunque no te tenga. Me acordaré de mi amiga ERV cada vez que salga de fiesta, ría, llore, me quede castigada, me enamore, sueñe, me decepcione, porque eres como un pedazo de mi alma, sin tí me quedo bastante vacía, y el vacío y la soledad son lo que menos me gustan en este mundo.
Que te lo pases booomba (como diría el hermano de nuestra querida amiga la golda) y que te acuerdes aunque solo sea un poquito de mi amiga, mi querida campanilla.

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